Actualmente,
la tecnología hace parte de la cotidianidad del ser humano, es común que desde
las más cortas edades, los niños y niñas entren en contacto con la misma de
distintas maneras y a la par, aprendan de ella, así pues, las herramientas tecnológicas
han cobrado paulatinamente un lugar especial en el ámbito educativo, configurándose
como un nuevo espacio de socialización, como bien lo menciona Zabala Vargas, S. A. (2014). “En la actualidad, los niños, jóvenes y
adultos se han encontrado con una constante ampliación de los espacios de
socialización; esto gracias a medios masivos como radios, televisión, revistas,
cines y en gran medida por la conectividad a redes como Internet”.
Por lo anterior, sería insensato que los docentes
nos desliguemos de las herramientas tecnológicas como algunas veces ocurre, ya
sea por el desconocimiento o temor a lo desconocido, pues a pesar de dichas
negativas, es innegable que las tecnologías llegaron para quedarse y acompañar
el desarrollo del ser humano, así que nuestro deber ético como profesionales de
la educación es capacitarnos en TIC y en vez de temer a su avance, convertirlas
en nuestras aliadas para fortalecer nuestras prácticas pedagógicas y auspiciar
nuevas dinámicas de enseñanza-aprendizaje.
Es
cierto que dicho así, se presenta como un reto enorme dadas muchas de las condiciones
actuales de los docentes y en sí de la educación, donde usualmente se piensa
que todo lo relacionado a las TIC, es competencia exclusiva de la asignatura de
informática y que la inclusión de artefactos como televisores, computadores,
parlantes y demás en el aula solo hacen parte de un inventario que, a lo sumo sirven
como mecanismos de “entretenimiento” para los estudiantes; por ende, el
planteamiento de Zabala
Vargas, S. A. (2014). Cobra cada vez mayor significado: “Es importante considerar que la
Tecnología Educativa pueda ir más allá de la “mera decoración”, donde sus
aplicaciones principales se resumen en: Favorecer la reorganización de la
información de tal forma, que pueda facilitar la comprensión de los conceptos,
es decir actuar como “puente” en la construcción del conocimiento”.
En
consecuencia, se hace necesario un cambio de mentalidad educativa, donde las
TIC permeen todas las áreas o
dimensiones del desarrollo del estudiante y se potencie su rol como facilitador
de nuevos aprendizajes, dando respuesta a un avance educativo que exige cada
vez más flexibilidad, cobertura, conectividad, acceso a la información,
facilidades de tiempo, innovación, diversidad, donde el estudiante no solo desarrolle
competencias básicas en el uso de las TIC, sino que a la par cuente con
herramientas digitales que se adapten a su ritmo de aprendizaje y lo sitúe como
protagonista de su propio aprendizaje.
Para
que nuestros estudiantes desarrollen un rol activo dentro de su propio
aprendizaje, es necesario que como docentes tengamos en cuenta diferentes
aspectos como partir de sus intereses y particularidades, haciendo énfasis en
que las nuevas generaciones al crecer inmersas en una sociedad del
conocimiento, se interesan y se sienten atraídos por las TIC, así que, el
simple hecho de incluirlas dentro de nuestras prácticas educativas, visibiliza a
nuestros estudiantes y su realidad, brindando herramientas innovadoras, que
dejan atrás los métodos tradicionales de enseñanza.
Como
menciona Sánchez (2001), citado por López
Molina, G. y Navas Garnica, X.M. (2013). “La diversidad y abundancia de los materiales de
aprendizaje que el docente provee a los aprendices, es una de las etapas que
hay que tener en cuenta al diseñar una clase constructivista”, por consiguiente,
como docentes debemos hacer uso de nuestro rol de investigadores y pedagogos, aprovechando
la amplia gama de recursos digitales que existen, seleccionando material de
calidad para nuestros estudiantes y realizando los ajustes pertinentes a los
mismos para fortalecer nuestras clases y proveer de nuevas experiencias a
nuestros niños y jóvenes.
Como
se evidencia aquí, son muchas las bondades que conlleva la incorporación de las
TIC al aula, tanto para docentes como para estudiantes, así que lo más
importante para que los docentes demos ese primer paso es perder el miedo a
investigar, a actualizarnos, a equivocarse y al igual que nuestros estudiantes
a seguir aprendiendo cada día, permitiendo que las TIC enriquezcan nuestra
labor diaria.